Cuidado al comprar una tele LG: los últimos modelos vienen con una sorpresa desagradable
A la hora de comprar un televisor de gama premium, uno esperaría obtener las mejores prestaciones, pues hablamos de miles de euros de inversión. En cambio, LG escatima un elemento básico en las instalaciones, lo que en muchos casos obliga a gastar más dinero.
Hablamos de las flamantes LG OLED evo G4, el modelo estrella de la marca de 2024. Confiada en el prestigio de sus paneles OLED, la marca he eliminado la peana de la caja en la que viene el televisor, ahorrando costes.
Una confianza excesiva, pues entre los mejores televisores OLED del mercado cada vez hay más modelos de rivales como Samsung, Sony, Panasonic o Philips.
Esta tendencia de LG comenzó en 2023, con la anterior gama OLED evo G3. La excusa es que son televisores para colgar en la pared, y que vienen con un enganche que permite colocarlos para no depender de un mueble.
De hecho, hay variantes con la peana incluida, pero no son fáciles de encontrar en España. En la tienda oficial nos ofrecen la instalación "gratis" en pared, pero ocultan en la "letra pequeña" que la peana no se incluye.
Los OLED evo G4 tienen un atractivo diseño para colocarlas en la pared sin dejar ningún espacio, pues el soporte va en una hendidura de la zona posterior. Eso sí, muchas tiendas cobran un extra por esa instalación, aumentando el precio final.
La idea es buena, pero la realidad es que no mucha gente cuelga sus televisores, y hay un porcentaje importante de compradores que necesitarán la peana.
Parte del problema es que a LG le falta el sentido de la realidad en la que viven los consumidores. Al ser los OLED evo G4 sus modelos premium, da por hecho que quien los compre tendrá un amplio y lujoso salón en el que colgar el televisor de la pared.
Quizá sea así para quienes adquieran la OLED evo G4 de 83 pulgadas, que cuesta casi 4.500 euros. En cambio, el modelo de 55 pulgadas, por algo menos de 2.000 euros, puede ser adquirido por entusiastas de la imagen que vivan en pisos bastantes pequeños, sobre todo si están en una gran ciudad.
El precio de la peana puede ser ajustado, hay modelos de otras marcas desde 25 euros, y algo más si son de LG. Al final, será más cara cuanto más grande sea el televisor que deba soportar.
En cualquier caso, quien se despiste acabará con un televisor que no puede sacar de la caja, pues no tiene dónde ponerlo.
Además, es el ejemplo perfecto de estrategia para exprimir al máximo a los consumidores, como cuando Apple dejó de incluir el cargador con los iPhone.
Por supuesto, la falta de peana no es razón suficiente para descartar un televisor, pero hay otros motivos para no comprar una TV de LG, como su sistema operativo webOS, o su mala relación calidad-precio.
Acabamos de saber que LG añadirá anuncios cuando el televisor esté suspendido, otro aspecto negativo que se suma a la lista.
En resumen, LG debería replantearse muchas cosas en su estrategia, sobre todo porque los paneles MiniLED de TCL cada vez son mejores, y ponen en peligro la posición de LG en el mercado.
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