Las fake news: historia, consecuencias y qué hacer para que no nos engañen

Las fake news: historia, consecuencias y qué hacer para que no nos engañen

Las fake news caen sobre nosotros cada día como una poderosa losa de mentiras y medias verdades. Las más peligrosas de ellas tienen el objetivo de desestabilizar nuestras sociedades, intervenir en los movimientos sociales y poner incluso su granito de arena para cambiar gobiernos, para influir en los votos en elecciones y referéndums. En otras palabras: manipularnos. Las redes sociales son su canal preferido de expansión.

Estos días vuelven a estar en boca de todos. El 3 de noviembre se celebran las elecciones en Estados Unidos y, tras la experiencia vivida hace cuatro años, las fake news han vuelto a ser protagonistas de acalorados debates sociales. Medio mundo exige a las grandes redes sociales, en especial Facebook, que ponga las medidas para controlar su viralización.

Mentiras virales con siglos de historia

Las fake news han existido siempre y han servido para tratar de manipular a la población. Poco después del Descubrimiento de América, se extendió por Europa el relato que aseguraba que en el nuevo continente existían lugares como El Dorado, de riqueza extraordinaria, y que aquellos que se aventuraran a ir allí se iban a hacer inmensamente ricos.

El Facebook del siglo XVI eran los mercados y las ferias de las ciudades y pueblos. En ellos viralizaban estos rumores que despertaban la ilusión y la codicia de millones de incautos. Miles de personas se unieron a las tripulaciones que se dirigían a consolidar la conquista americana.

Imagen - ¿Cómo nos manipulan las fake news?

Creían que iban a lucrarse gracias esos lugares legendarios. Pero esos sitios no existían. La gran mayoría solo encontraron penalidades. Mientras, pequeños grupos de poder se enriquecieron traficando con la ilusión de quienes iban a América buscando el oro El Dorado.

Crece la viralización

Ahora bien, si nos trasladamos al presente, aquellas fake news del siglo XVI parecen una nimiedad desde el punto de vista cuantitativo. Basta con compararlas con las dimensiones que alcanzan hoy las noticias falsas pasadas por el potente altavoz de las redes sociales.

Observemos un dato. Según nos cuenta el periodista Marc Amorós en el libro Por qué las fake news nos joden la vida, entre enero y octubre de 2019, y solo en Estados Unidos, las 100 fake news más populares que circularon por Facebook “alcanzaron 159 millones de visionados, fueron publicadas 2,3 millones de veces y lograron 8,9 millones de interacciones”. Y estamos hablando de solo un centenar de noticias.

Con tales cifras podemos entender por qué las noticias falsas son el caballo de batalla de innumerables organizaciones, que observan en la desinformación un peligro para los sistemas democráticos y el bienestar de la sociedad. Y es que una mentira es, como decía el teólogo Martín Lutero, "como una bola de nieve; cuanto más rueda, más grande se hace".

Noticias falsas en el Brexit

Imagen - ¿Cómo nos manipulan las fake news?

Vayamos a 2016, el año en que, a la par que el concepto de fake news, se viralizó la preocupación sobre sus efectos dañinos en la sociedad. Ese año, el triunfo del Brexit en Reino Unido se vio espoleado por mensajes muy potentes que no eran ciertos. Especialmente dos de ellos se repitieron hasta la saciedad.

Uno aseguraba que se reinvertiría en la seguridad social británica los supuestos 478 millones de dólares semanales que Reino Unido pagaba a la UE. El otro, que la salida de la UE supondría también el fin de la llegada de inmigrantes a las islas, lo que generaría más puestos de trabajo para los británicos.

Dos noticias falsas con apariencia de verdad que inclinaron la sensibilidad de muchos dubitativos. Dejar la UE, podían pensar, supondrá más dinero para nosotros y más puestos de trabajo. Nada más lejos de la realidad.

Unas elecciones marcadas por la mentira

Pero cuando las fake news tomaron dimensiones astronómicas fue durante las elecciones norteamericanas de 2016, que enfrentaron a Hillary Clinton y Donald Trump. En ellas aparece la famosísima empresa Cambridge Analytica, especializada en la recopilación y análisis de datos para creación de campañas políticas y publicitarias.

¿Qué hizo Cambridge para favorecer la campaña de Trump? Utilizó una herramienta muy poco transparente para conseguir los datos que necesitaba. Nos lo cuenta Marc Amorós: “Diseñó un test de personalidad, en apariencia inocente, cuya política de privacidad escondía el permiso de sus usuarios para acceder a sus datos y a los de sus contactos”.

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Con esta técnica, consiguieron alrededor de 5.000 datos personales de más de 50 millones de norteamericanos. A partir de sus interacciones en redes sociales, “elaboraron un retrato robot de todos ellos, clasificándolos en doce grandes grupos”. En función de su perfil comenzaron a bombardear con noticias favorables a Trump, algunas reales, otras claramente fake news.

Las noticias falsas eran de todos los tipos, desde las que aseguraban que el papa Francisco había apoyado explícitamente a Donald Trump a las que afirmaban que Hillary Clinton estaba involucrada en oscuras redes de pedofilia. La intención era llegar a las emociones más profundas de los electores, generar rabia e influir poco a poco en el voto de los indecisos. Parece que lo hicieron bien.

Denuncias contra Facebook

La falta de control de Facebook en relación a las fake news despertó una oleada de indignación e incluso el mismo Mark Zuckerberg tuvo que ir a declarar a la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos.

Incluso, las denuncias se extendieron por el resto de Europa por los problemas asociados a la privacidad en la red social. En España, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), demandó a Facebook para que pagase 200 euros a cada usuario por los daños causados por todas las filtraciones de sus datos personales. En cualquier caso, el daño ya estaba hecho.

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Desde entonces, Facebook y otras redes sociales han impulsado diversas medidas de control. Por poner un ejemplo, YouTube y el buscador de Google añadieron funciones para luchar contra las fake news. También WhatsApp probó un sistema para luchar contra las noticias falsas en las elecciones.

De cualquier modo, el problema permanece. Hoy es WhatsApp principalmente el altavoz para las noticias falsas. Las fake news continúan viralizándose e influyendo en las decisiones de todos los ciudadanos. Y decimos todos, porque ninguno nos libramos de caer en sus garras.

Solemos creer que las mentiras no van con nosotros, que seremos capaces de detectarlas sin problemas. No es cierto. Amorós indica que, aunque un 60% de los individuos se creen capaces de reconocer una noticia falsa, “solo lo conseguimos un 15%”.

Las fake news, mucho más virales

Un estudio del prestigioso Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT) reseñado por la revista Science comparaba la capacidad de viralización de una noticia falsa respecto a una verdadera. Lo hacía a partir del análisis de casi cinco millones de tuits de tres millones de personas diferentes. Los resultados son clarificadores.

Según el estudio del MIT, las noticias que son verdad difícilmente llegan a más de 1.000 personas. Por el contrario, el 1% de las fake news más virales “se difunde rutinariamente entre 1.000 y 100.000 personas”. En ello tienen mucho que ver las emociones.

La originalidad de esas noticias falsas nos hace sentir protagonistas, desear compartirlas con nuestro entorno sin profundizar demasiado en lo que puede haber de verdad en ella. Lo importante es el impacto en los demás.

Por otro lado, cuando un titular nos provoca rabia, cuando algo nos enfada, una manera de luchar contra ello es compartirlo rápidamente, buscar la interacción, sentir que formamos parte de un grupo que se indigna por lo mismo. Aunque, a veces, esta indignación esté basada en la mentira.

Los jóvenes comparten más fake news

Marc Amorós recoge un estudio en el que también se hace un perfil de qué grupos de edad son más proclives a compartir fake news. Por un lado, están los mayores de 65 años, que no aceptan, por su experiencia vital y su manera tradicional de relacionarse con los medios de comunicación, que una noticia pueda ser falsa.

Por otra parte, también los menores de 25 ayudan a viralizar más estos contenidos por las redes. En su caso, se debe su tendencia a “no prestar más de ocho segundos de atención a una noticia y a su mayor preferencia en consumir noticias que dividen”.

Aunque, a decir verdad, tampoco ayudan mucho los responsables públicos a evitar la expansión de este virus de desinformación. Volvemos a Donald Trump. Según los datos del servicio de verificación de The Washington Post, Trump ha realizado cerca de 20.000 declaraciones engañosas o directamente falsas desde que asumió el cargo de presidente.

Qué hacemos para saber si nos están engañando

A todos nos molesta que nos engañen, pero es difícil no caer alguna vez en una mentira. Por un lado, todos somos más proclives a aceptar informaciones que avalan nuestros pensamientos e ideologías. Por otro, el bombardeo de mensajes provoca que a veces no profundicemos demasiado en la noticia que nos ha llegado y la compartamos sin leerla reflexivamente.

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Sin embargo, existen pequeños trucos que nos pueden ayudar a comprobar si lo que nos ha llegado por las redes es verdad o es una fake news.

  1. Busca en Google antes de compartir la noticia. Si una información jugosa o sorprendente proviene de una web desconocida y no aparece en ninguno de los medios o instituciones más prestigiosos, es muy posible que sea una fake news.
  2. Comprueba quién es la persona que hace las declaraciones que soportan la noticia. Es muy común que en las informaciones inventadas se incluyan declaraciones de personas que, o bien no existen, o no son referentes en el tema que trata. Busca quiénes son esos supuestos expertos antes de compartir nada.
  3. Lee la noticia antes de compartirla. Cuando compartimos una información de calado antes de haberla analizado estamos siendo irresponsables. Podemos estar ayudando a viralizar algo perjudicial para la sociedad y, es más, podemos estar compartiendo algo que va en contra de nuestros principios. Tómate tu tiempo para leer.
  4. Desconfía de las informaciones con malas imágenes y textos mal redactados. En muchas ocasiones las faltas de ortografía o una redacción incomprensible nos indican que debemos desconfiar de esa información.
  5. Analiza las URL de los enlaces que te envían. Es habitual que las fake news se escondan en webs que tratan de engañarte asemejándose a los nombres de los grandes medios. Si en la URL pone thegardian en lugar de theguardian es posible que te estén dando gato por liebre. Comprueba también que la URL empieza por https, incluyendo la s.

Las fake news tienen la capacidad de colarse en nuestras relaciones sociales, de modificar el comportamiento de grupos enteros e incluso de influir en los resultados de las elecciones. Tienen, en definitiva, la capacidad de adulterar nuestras decisiones. Hemos de estar muy atentos para evitar caer en una red de mentiras que solo busca manipularnos.

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