Hay muchas cosas que hacemos a través de nuestros dispositivos de manera online. Ya sea ocio, trabajo o productividad, todo esto es posible gracias a algo que podemos pasar por alto fácilmente: Internet.
Todos podemos tener la noción de que Internet es la conexión que nos da nuestro proveedor, pero el concepto completo va mucho más allá, y para ponernos en contexto mejor, vamos a dar un viaje en el tiempo.
¿Cómo ha evolucionado Internet hasta hoy?
Muchos expertos consideran el inicio del Internet primitivo en 1969, con el lanzamiento de ARPANET, la primera red de comunicación entre ordenadores.
La creó el ARPA, que es la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, y la razón era que quería acelerar el intercambio de datos entre cuatro centros de investigación en época de Guerra Fría.
Su avance más significativo fue la conmutación de paquetes, mediante el cual los datos que se enviaban se dividían en pequeñas partes y se volvían a juntar en el destino.
La primera prueba de fuego de esta red era enviar la palabra "LOGIN" entre dos puntos, algo que resulta casi entrañable teniendo en cuenta el gran avance que tenemos a día de hoy. La prueba no salió bien del todo, ya que solo se envió "LO", pero aun así se consideró un éxito inicial y los investigadores estaban listos para mejorar lo que acababan de lanzar.
Llegada del protocolo TCP/IP
El primer gran reto fue usar un protocolo estandarizado que todos los ordenadores conectados tuvieran, puesto que, en aquel entonces, cada ordenador estaba conectado a una red que tenía su propio "lenguaje", por lo que si dos ordenadores de redes diferentes querían conectarse, era bastante complicado.
La solución a esto fue el protocolo TCP/IP, que se divide en cuatro capas:
- Capa de aplicación: Donde ocurren las interacciones entre los usuarios y los servicios online, como puede ser a día de hoy el navegador.
- Capa de transporte (TCP): Divide los datos en paquetes, asegura la entrega correcta y organiza los datos recibidos.
- Capa de Internet (IP): Asigna direcciones IP a todos los dispositivos a modo de identificador y decide la ruta que los datos deben seguir para llegar al destino.
- Capa de acceso a la red: Conecta físicamente los dispositivos a la red.
En 1983, ARPANET cambió todos sus sistemas para usar TCP/IP, convirtiéndolo en el protocolo de red estándar. Tras esto, otras redes pudieron unirse a ARPANET sin las complicaciones del pasado, y en este momento se culminó el inicio de la red de redes que conocemos hoy, ya que TCP/IP sigue siendo la base fundamental del Internet de hoy.
Llegada del DNS
Otro hito ocurrido en 1983 es la introducción del DNS, un sistema de nombres que evitaba tener que recordar y usar las direcciones IP para acceder a servidores, lo cual era poco práctico, puesto que la red crecía y las direcciones IP para recordar ya eran demasiadas.
Por ejemplo, la dirección 192.168.1.1 podía ser sinónima de ftp.stanford.edu, sin www, ya que eso llegaría varios años después. Lo que sí puedes notar es que está el dominio .edu, y es que en ese momento comenzaron a usarse los dominios para categorizar los nombres.
Para que el DNS sea posible, se necesitan 3 tipos de servidores: servidores raíz, servidores de nivel superior y servidores autoritativos. A continuación te los explicamos en forma de ejemplo.
Imagina que quieres ir a un punto muy concreto de una ciudad, que sería una dirección IP de las millones que hay en todo Internet a día de hoy. Este sería el rol de cada servidor:
- Servidor raíz: Este es como una oficina central de información de la ciudad que se encarga de decirte en qué parte de la ciudad puedes encontrar una oficina con información más detallada. Cuando tu ordenador quiere acceder a una web con dominio .com, por ejemplo, primero pregunta a un servidor raíz, y este le redirecciona a un servidor de nivel superior que se encarga de los dominios .com.
- Servidor de nivel superior: Ya estás en la oficina con información más detallada, y, aunque no tiene la dirección exacta del lugar al que quieres ir (dirección IP), sí sabe a qué oficina puedes ir para obtenerla. En este caso, ese lugar es un servidor autoritativo.
- Servidor autoritativo: Finalmente, en esta oficina saben a qué dirección IP corresponde la web que estás buscando.
El DNS sigue siendo otra parte fundamental del Internet de hoy en día, y cada vez que visitas una web, este recorrido de tres servidores se sigue realizando. No obstante, recuerda que estábamos en 1983, y aún quedan muchos avances por comentar.
Llegada de la WWW
La World Wide Web fue creada a principios de los 90 por el CERN, y no se debe confundir con Internet. La WWW es un sistema que usa Internet para organizar la información y presentarla de forma más accesible y visual.
Su creador, Tim Berners-Lee, se basó en el concepto de hipertexto, desarrollado en los años 60, y que describe una forma de navegar más intuitiva, mediante enlaces, algo que para nosotros es el pan nuestro de cada día.
Para conseguir hacer realidad esta World Wide Web, Berners-Lee necesitó desarrollar 3 cosas que a día de hoy suenan muy comunes:
- HTML: Es el lenguaje de marcado hecho para estructurar documentos y su contenido en encabezados, párrafos, listas, imágenes, etc. Por otro lado, permitía crear enlaces a documentos y páginas, lo que daba forma al concepto de hipertexto.
- HTTP: Este protocolo fue diseñado para definir las reglas mediante las cuales el navegador y el servidor web intercambian información. Sin HTTP, los navegadores no podrían comunicarse con los servidores para solicitar y mostrar páginas web.
- URL: Es la dirección que identifica cada página en la WWW y permite a los navegadores encontrar y acceder a ellas. Por ejemplo, https://www.google.com es una URL que dirige a una página específica.
Llegados a este punto, es posible que te hayas confundido entre DNS y HTTP, y URL y nombre de dominio, lo cual es normal, así que vamos a hacer un ejemplo muy práctico paso a paso para que veas en qué momento aparecen estos elementos:
Enciendes tu ordenador porque quieres leer el artículo del día en tu web favorita de noticias. Abres el navegador y escribes "https://www.noticias.com/articulo/hoy"
Esa dirección completa es la URL, y contiene:
- Cómo conectar (con "https://")
- El nombre de dominio, en este caso, "www.noticias.com" y la ubicación exacta del artículo en la página ("/articulo/hoy"). Por tanto, el nombre de dominio es parte de la URL.
Como el navegador no entiende el nombre de dominio "www.noticias.com", buscará traducirlo a una dirección IP mediante DNS, siguiendo el proceso de 3 servidores que vimos antes. Al final la encuentra y es "192.168.1.100". Ahora el navegador ya sabe exactamente a qué servidor debía conectarse.
Con la dirección IP en mano, el navegador da el siguiente paso, que es conectar con el servidor y pedirle la información del artículo. Para esto, el navegador usa HTTP, que es el lenguaje con el que navegador y servidores se entienden.
El servidor entiende la solicitud y empieza a enviarle al navegador toda la información del artículo. Mientras los datos llegan, el navegador va estructurando la página con el texto, las imágenes y todo lo necesario para que puedas leer las noticias de forma cómoda y rápida.
Visto esto, ahora ya puedes entender cómo la llegada del DNS y de la WWW son diferentes, pero complementarias la una con la otra.
Nacimiento de los navegadores web
Tras todos los avances anteriores, en la década de los 90 nacerían los primeros navegadores. De hecho, técnicamente el primer navegador fue WorldWideWeb, creado en 1990 por el creador de la WWW.
Obviamente, este navegador fue revolucionario para su época. Sin embargo, también es cierto que tenía bastantes límites en comparación con los navegadores que vendrían poco después, por lo que pronto cayó en el olvido.
Para empezar, su interfaz era únicamente de texto, mostrando documentos simples, sin ningún tipo de gráficos ni imágenes. Además, funcionaba únicamente en ordenadores NeXT, un tipo de computadora especializado y no muy accesible, lo que restringía su uso a un público muy reducido.
En 1993, nació Mosaic, el primer navegador gráfico que podía mostrar imágenes junto con texto en una interfaz más amigable para usuarios que no tenían tantos conocimientos técnicos. Además, era compatible con varias plataformas, lo que lo hizo accesible a muchas más personas.
Un año después, uno de los creadores de Mosaic, Marc Andreessen, lanzó al mundo el navegador Netscape, que mejoró aún más la experiencia de usuario y era más rápido y eficiente que Mosaic.
Además, Netscape incluía soporte para ciertos elementos interactivos, como formularios y animaciones. Gracias a todos estos factores, pronto se convirtió en el navegador más usado.
Este era solo el principio de las guerras de navegadores web, a la espera de que llegaran Internet Explorer, Opera, Safari, Mozilla Firefox o Google Chrome. Si quieres saber más de este tema y de manera amena, te recomendamos ver este vídeo de Captain Gizmo.
Cambios en la forma de conexión a Internet
A estas alturas del artículo, ya te estarás dando cuenta de que lo que hay detrás de Internet es mucho más de lo que aparenta. Hasta ahora hemos hablado de redes, protocolos, sistemas y navegadores, pero no hemos dicho nada sobre la manera en la que las conexiones a Internet se establecían.
Conexiones dial-up
Volviendo atrás en el tiempo, las primeras conexiones a Internet se llamaban "conexiones dial-up", y fueron usadas durante los años 80 y 90.
Para conectarse a Internet, el ordenador hacía una "llamada telefónica" a través de un módem, que es un dispositivo que convierte la señal de Internet para que pueda viajar por la línea telefónica. Seguro que si has llegado a vivir esa época, recordarás esos pitidos y zumbidos que indicaban que la conexión estaba en marcha.
Una vez conectado, el ordenador ocupaba toda la línea telefónica, por lo que no se podían hacer ni recibir llamadas al mismo tiempo que se estaba conectado a Internet. Si alguien levantaba el teléfono para llamar o contestar, la conexión a Internet se interrumpía y había que volver a conectarse.
Por otro lado, como la línea telefónica no estaba diseñada para transmitir datos de Internet, esta era muy lenta, con un máximo de 56 kilobits por segundo. Para que te hagas una idea, a esa velocidad tardarías casi 4 minutos en cargar la web principal del buscador de Google a día de hoy, algo que es inconcebible y casi insultante en esta era de la inmediatez en que vivimos.
Conexiones de banda ancha
Entre los 90 y los 2000, la llegada de la banda ancha fue una auténtica revolución. Uno de los primeros tipos de banda ancha fue la DSL, y, aunque también utilizaba las líneas telefónicas, lo hacía de manera diferente, consiguiendo que la señal de Internet viajara sin interferir con las llamadas, pudiendo estar conectado a Internet y el teléfono funcionando al mismo tiempo. Además, la velocidad de DSL era mucho mayor que la del dial-up.
Otro tipo de conexión de banda ancha fue la conexión por cable, que usaba las redes de televisión por cable para ofrecer Internet. Al igual que las DSL, no bloqueaban el teléfono, e incluso llegaban a ser más veloces que las propias DSL, alcanzando varios megabits por segundo.
Fibra óptica (presente)
Ahora pasamos a las conexiones de fibra óptica, que continúan con nosotros hoy en día. A diferencia de las conexiones anteriores, que usaban cables de cobre, la fibra óptica utiliza cables hechos de vidrio o plástico muy delgado.
Igualmente, estos cables no transportan electricidad como los de cobre, sino que transmiten datos a través de pulsos de luz, lo que hace que la información se transmita de manera mucho más rápida y precisa.
Con esta tecnología, las velocidades se miden en gigabits por segundo. Un gigabit son 1.000 megabits, por lo que puedes apreciar la diferencia de velocidad exponencial entre la fibra óptica y la banda ancha.
Puedes descargar archivos grandes en segundos, realizar videollamadas en alta calidad, ver vídeos en 4K sin interrupciones, jugar en línea o hacer multitarea sin retrasos. Básicamente, te estamos describiendo el presente.
No obstante, bien es cierto que la fibra óptica aún no está disponible en todas partes, ya que requiere una infraestructura especial y costosa, pero se expande a un ritmo decente.
Internet móvil (presente)
Hubo un momento en el que Internet estuvo disponible en los dispositivos móviles hasta nuestros días. Esta evolución ha pasado por distintas generaciones, siendo la primera más decente el 3G.
Fue lanzado a principios de los 2000, y se podía navegar por Internet, descargar archivos pequeños y usar aplicaciones con una velocidad considerable. Sin embargo, alrededor de 2010, llegó el 4G, y todavía sigue activo en muchos dispositivos.
El 4G es hasta 10 veces más rápido que el 3G, lo que hace más fácil transmitir vídeos en mejor calidad y hacer videollamadas, entre otras cosas, sin largos retrasos.
A partir de 2020 llegó el 5G, que es capaz de alcanzar velocidades de hasta 10 Gbps, pudiendo descargar un archivo grande en unos segundos.
Además, el 5G tiene muy baja latencia. Por si no lo sabes, la latencia es el tiempo de respuesta entre el momento en el que envías una solicitud, como hacer clic en un enlace, y el momento en el que recibes una respuesta. Con el 5G, este tiempo de espera es casi nulo.
Internet por satélite (presente)
Esta tecnología hace que puedas conectarte a Internet sin necesidad de cables o líneas telefónicas. En vez de eso, se usan satélites en el espacio para enviar y recibir información.
Esta opción puede resultar práctica a las personas que viven en áreas rurales o remotas, donde la fibra óptica o el cable no llegan.
Antes de continuar, cabe aclarar que el Internet por satélite no es una tecnología nueva, pero bien es cierto que ha habido avances que lo han hecho más rápido y confiable que en el pasado.
Funciona de la siguiente manera. Cuando quieres ver una página web o enviar un mensaje, tu ordenador o teléfono envía esa solicitud a través de una antena en tu casa que se conecta con un satélite en el espacio.
Este satélite recibe la solicitud y la envía a una estación en la Tierra, que está conectada a Internet. La estación, a su vez, envía la información de vuelta al satélite, que finalmente la transmite a tu antena y, de ahí, a tu dispositivo. Aunque cueste creerlo, todo este proceso ocurre en cuestión de segundos.
Un referente en este sector es Starlink, una empresa que usa satélites de órbita baja para proveer este tipo de conexiones, y el hecho de que estos satélites sean de órbita baja es importante. Te explicamos el porqué.
Antes, los satélites que daban acceso a Internet estaban en órbita geoestacionaria, muy lejos de la Tierra, a unos 36.000 kilómetros de distancia, por lo que la señal tardaba bastante en recorrer esta trayectoria de ida y vuelta y hacía poco prácticas algunas actividades, como jugar a videojuegos o realizar videollamadas.
En cambio, los satélites de órbita baja están a una altura mucho menor, de unos 500 a 2.000 kilómetros de la Tierra, y gracias a esto, la señal viaja más rápido.
La infraestructura física detrás de Internet
Hemos hablado de muchos factores que han hecho posible el Internet que conocemos hoy, pero falta ahondar en la inmensa cadena de infraestructura física que ha globalizado la red de redes.
Cables submarinos
Con la excepción del Internet por satélite, la mayoría de los datos de Internet viajan por cables submarinos que cruzan los océanos y conectan diferentes partes del mundo.
Están hechos de fibra óptica, por lo que, a pesar de que tienen una longitud de miles de kilómetros, la información viaja rápidamente, haciendo que, por ejemplo, una persona en Europa puede acceder a una web alojada en un servidor de Norteamérica en solo unos segundos.
Como te podrás imaginar, construir y mantener estos cables requiere inversiones muy grandes y equipos especiales para colocarlos en el fondo del mar, por lo que se encargan de ellos grandes empresas y consorcios internacionales.
Centros de datos
Cuando la señal de Internet llega a un continente a través de los cables submarinos, los datos pasan por los centros de datos, que son grandes instalaciones llenas de servidores, que almacenan, procesan y envían información. Estos servidores contienen toda la información que vemos en Internet.
Son las grandes empresas como Google, Amazon, y Microsoft, así como compañías de telecomunicaciones, las que tienen estos centros repartidos por el mundo.
Redes de transmisión
Desde los centros de datos, los datos viajan a través de una red de cables terrestres de fibra óptica que se extiende por todo el mundo y conectan diferentes regiones dentro de los continentes. También está gestionada por grandes empresas de telecomunicaciones.
A lo largo del camino, los datos pasan por dispositivos que organizan y dirigen el tráfico de datos, haciendo así que la información llegue al lugar correcto.
Esta red de cables terrestres llega a cada país y luego se conecta a infraestructuras de red nacionales que distribuyen la señal a diferentes localidades.
Proveedores de servicios de Internet
Una vez que la señal de Internet ha llegado a una región o ciudad, los proveedores de servicios de Internet, como Movistar o Vodafone, se encargan de llevar la conexión a los clientes finales mediante sus infraestructuras locales.
Ahora ya sabes que, cuando te conectas a Internet, tu dispositivo se comunica constantemente con el router de tu casa, que a su vez está en comunicación continua con tu proveedor de Internet y, por lo tanto, con el resto de la red de Internet.
Cada vez que haces clic en un enlace, haces una búsqueda o envías un mensaje, tu dispositivo envía una solicitud que viaja a través de toda esta infraestructura global hasta llegar al servidor adecuado, que procesa la solicitud y envía la información de regreso a tu dispositivo.
Con toda esta información, ahora ya puedes saber qué es Internet, todo lo que hay detrás de su funcionamiento y lo que ocurrió en el pasado para que se hiciera posible hoy en día.
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