Nuevamente, YiK YaK, la polémica app social, vuelve a estar en el ojo del huracán y esta vez está involucrada en ciberacoso. Ya en 2017 esta aplicación había sido cerrada por facilitar el acoso a través de su plataforma, pero en 2021 regresó y tenía promesas sobre las medidas de protección para los usuarios, especialmente para evitar este problema de seguridad.
Sin embargo, parece que lo de Yik Yak se ha quedado solamente en promesas. Los usuarios, especialmente estudiantes y grupos de vigilancia, han estado informando sobre casos de abuso dentro de la plataforma y aseguran que las medidas de seguridad implementadas han sido entonces insuficientes.
El público objetivo de esta aplicación son estudiantes universitarios y de secundaria. En esta plataforma se puede publicar o lo que ellos llaman “Yak” de forma anónima a otros participantes que se encuentren dentro de un radio de 8 kilómetros. En su primera aparición en el mercado, Yik Yak estuvo disponible por cuatro años desde 2013, con gran éxito entre los estudiantes de las universidades de Universidad Furman Tyler Droll y Brooks Buffington, en Estados Unidos.
Entre las novedades en seguridad que se implementaron dentro de la nueva versión de la app está que las publicaciones que obtienen 5 votos negativos de otros usuarios se eliminan inmediatamente de la plataforma. También se incorporó una política llamada “de un golpe y estás fuera” con la que expulsan al usuario de la aplicación si la violación de condiciones es grave.
Vieja app, nuevos problemas
Apenas unos pocos meses después del regreso de Yik Yak comenzaron las denuncias de ciberacoso dentro de su plataforma. El primer caso conocido fue sobre el estudiante universitario Cal McCandless, quien fue acusado con una publicación anónima sobre una supuesta agresión que no sucedió. De inmediato el estudiante se comunicó con la plataforma y solicitó la eliminación de la publicación, algo que no sucedería sino hasta ocho horas después.
Era claro que las aparentes condiciones de privacidad en la app no estaban del todo en práctica. Esta publicación, que logró viralizarse en poco tiempo dentro del círculo de McCandless, logró afectar su situación social y no hubo manera de solucionarlo, ya que fue una publicación anónima, no hay un responsable.
Pero este no es un caso aislado. Bastará con darse un paseo por Google y se podrán encontrar múltiples casos vinculados con Yik Yak en los que se denuncian acoso y discriminación en publicaciones enviadas a través de esta plataforma. Un estudiante fue arrestado tras la publicación de un tiroteo en su universidad, luego una estudiante de Williams College en Massachusetts también fue víctima de acoso sexual en la aplicación.
Estos casos son muy cercanos a los ocurridos antes del cierre de Yik Yak. Un ejemplo claro es de 2015, la estudiante Grace Mann, de la Universidad de Mary Washington y líder del grupo Feminists United, fue asesinada por un miembro del equipo de rugby de la escuela luego de constantes amenazas y acoso publicados en Yik Yak.
Este hecho fue antecedido por publicaciones con cánticos creados por el equipo de rugby había y que llamaban a la violencia contra las mujeres, violación y necrofilia. Las amenazas anónimas a la activista feminista por la defensa de la mujer no se hicieron esperar en Yik Yak.
Aunque Yik Yak no es responsable directo de los hechos, no hubo nunca una respuesta hacia los afectados. Aunque la propia universidad no tomó correctivos en ese momento para limitar el acceso a la plataforma, tampoco Yik Yak hizo nada al respecto, pero esa no respuesta le fue suficiente para hundir su reputación.
En 2016, el número de descargas de Yik Yak se desplomó a 125 mil, eso llevó a la plataforma a despedir el 60 por ciento de sus empleados. Luego de ello, la empresa de pagos móviles Square compró la propiedad intelectual y los contratos de los empleados por un millón de dólares en abril de 2017, luego cerró la aplicación.
Hoy en día, tras unos pocos meses de nuevo disponible, Yik Yak sigue siendo el lugar ideal para el ciberacoso y no hay medidas reales al respecto.
Vía: The Record
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