La nueva guerra por los cables de Internet que conectan al mundo se libra bajo el mar

La nueva guerra por los cables de Internet que conectan al mundo se libra bajo el mar

La infraestructura de cables submarinos de Internet apunta a ser un nuevo eje del conflicto geopolítico entre China y Estados Unidos, en el que la tecnología juega un factor clave hace tiempo. Aunque no haya acaparado titulares, la "guerra de los cables de Internet" llevaría ya años en curso.

En medio de las presiones de Estados Unidos a TikTok, ahora sabemos que el país ha maniobrado para que el futuro cable SeaMeWe-6 fuera instalado por una empresa estadounidense en vez de la firma china que había ofrecido un mejor precio.

El cable SeaMeWe-6 iría de Singapur a Francia, pasando por la India y varios países de África nororiental y de Oriente Próximo. China estuvo a punto de ganar el contrato a través de HMN Technologies, pero Estados Unidos presionó a sus socios europeos y del resto del mundo para que escogieran a SubCom LLC.

El dominio de los cables de Internet supone controlar un aspecto tecnológico de gran importancia, pero también existe el temor de que los países con influencia en la infraestructura puedan espiar con más facilidad la enorme cantidad de datos que transmiten.

En la práctica, tanto China como Estados Unidos presionaron para influir en terceros países. HMN Technologies ofrecía un precio más bajo gracias a los subsidios gubernamentales, y Estados Unidos maniobró también con incentivos económicos y presiones sobre las empresas implicadas.

El cable SeaMeWe-6, presupuestado en 600 millones de dólares, y que debería estar listo en 2025, será propiedad de un consorcio que incluye a Microsoft y Orange, entre otras compañías.

Imagen - La nueva guerra desatada por los cables de Internet

Al parecer, la guerra de los cables submarinos lleva años en marcha, y este sería el sexto contrato que pierde HMN Technologies por las influencias de Estados Unidos, que no quiere que estas infraestructuras clave sean desplegadas por su gran rival en el escenario internacional.

Las conexiones a Internet por satélite como Starlink suponen un porcentaje muy pequeño del tráfico total. La inmensa mayoría de los datos se transmiten por cables de fibra óptica, tendidos en tierra dentro de cada país, pero que se colocan en el fondo del mar cuando van de un país a otro.

Los cables transoceánicos tienen ciertos problemas, pues deben ser muy resistentes ante la corrosión del agua salada o un accidente con el ancla de un barco, ya que repararlos una vez tendidos es muy complejo.

Se opta por colocarlos bajo los océanos porque, cuando hablamos de cientos y miles de kilómetros, es mucho más económico colocarlos desde un barco sobre el lecho marino. Hacerlo en tierra dispara el coste por las complicaciones de la orografía y los permisos necesarios.

Todo apunta a que la guerra de los cables submarinos entre Estados Unidos y China continuará, pues cada vez necesitamos mayores velocidades de conexión a Internet, y los cables transoceánicos son imprescindibles para sostenerlas.

Vía: Reuters

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