Estábamos engañados: un estudio asegura que los filtros y gafas de luz azul no funcionan

Estábamos engañados: un estudio asegura que los filtros y gafas de luz azul no funcionan

Los últimos estudios apuntan a que los filtros y gafas de luz azul no funcionan o, como mínimo, hay una incertidumbre tan alta sobre sus potenciales beneficios que no justifica utilizarlos, y hace pensar más bien en una moda o estrategia de marketing para vender gafas con cristales más caros.

Con la popularización del modo oscuro en WhatsApp y muchas otras apps se comenzó a hablar mucho de la fatiga visual que generan las pantallas, los posibles daños a la vista a medio/largo plazo o sus efectos sobre el sueño y descanso nocturno.

Una posible solución planteada era reducir la exposición a la luz azul, que cuya longitud de onda es la más cercana a la radiación ultravioleta dentro del espectro visible para el ojo humano, y que afecta a los ritmos circadianos (períodos de alerta y sueño).

Existen estudios poco concluyentes sobre los efectos nocivos de la luz azul, y una reciente revisión nos deja en una situación similar. Un nuevo análisis liderado por los investigadores Singh S., Keller P.R. y Busija L. ha considerado los datos de 17 estudios anteriores, y se centra en los cristales para gafas con filtro de luz azul.

En resumen, se considera que las gafas que filtran la luz azul no disminuyen la fatiga visual en el ordenador, al menos a corto plazo. Es decir, las ópticas promocionan estos filtros para encarecer las gafas sin que haya evidencia de que eviten que la vista se canse, en comparación con unas gafas normales.

Por otro lado, no hay datos que avalen que aumenten la agudeza visual o ayuden a dormir mejor, tras analizar los estudios realizados (que incluyeron a más de 600 personas de 6 países) se considera que hay que seguir investigando.

No se acreditan los efectos positivos, pero tampoco hay suficiente certeza para afirmar que los filtros de luz azul no tienen efectos sobre la agudeza visual y el sueño. De hecho, se detectaron potenciales efectos negativos bastante extraños, como síntomas depresivos, que hacen pensar que se necesitan estudios más amplios.

El análisis destaca que los filtros de luz azul no se han puesto a prueba todo lo que deberían. Los efectos de la luz azul sobre el sueño se asocian a que interfiere en la síntesis de la melatonina, pero ningún estudio revisa si cambian sus niveles en sangre al emplear gafas que la filtran.

Más allá de las conclusiones de los investigadores, hay una lección para los consumidores: nos han intentado vender cristales más caros sin saber si sirven para algo. Ante una evidencia débil, el marketing ha llamado a la "precaución", o directamente engañado con mensajes confusos o exageraciones.

Muchas apps y sistemas operativos tienen, además del modo oscuro, un sistema que reduce la luz azul, dejando la imagen con un tono más o menos anaranjado. Este análisis no incluye datos de estos sistemas, aunque sin dudas es una llamada de atención sobre si tiene sentido utilizarlos.

Las preocupaciones sobre el abuso de las pantallas son relevantes a diversos niveles, pero no parece que los filtros de luz azul vayan a darnos una respuesta. La adicción al móvil es un problema para muchas personas, y a veces nos aportan soluciones sin base científica.

Con la información actual, los filtros de luz azul en las gafas apuntan más a ser un engaño que una precaución, aunque hay diversos aspectos sobre los que debe profundizarse.

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