1 año usando Firefox y DuckDuckGo: huir del "big tech" tiene recompensas, pero no es fácil

1 año usando Firefox y DuckDuckGo: huir del "big tech" tiene recompensas, pero no es fácil

Las grandes tecnológicas son empresas poderosísimas que influyen en muchos aspectos de nuestras vidas, y no siempre para bien. Mi experiencia tras 1 año usando Firefox como navegador y DuckDuckGo como buscador demuestra que se puede escapar al "big tech", aunque supone un esfuerzo, y tiene ciertas contrapartidas.

Decidí dar este paso tras dejar de comprar en Amazon durante 4 años, al entender que los consumidores podemos mejorar el mundo con nuestras decisiones. El problema fundamental es que las grandes tecnológicas han reducido el nivel de competencia, o generado monopolios, de modo que recibimos un peor servicio.

En 2024, Chrome posee el 65% del mercado de los navegadores, y Safari se queda en un 18%. Alternativas como Microsoft Edge, Firefox u Opera están por debajo del 5% cada una. Por su parte, Google supera el 91% del mercado de los buscadores, todo de acuerdo a los datos de StatCounter.

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Al estar ante servicios gratuitos para el usuario, es fácil olvidarnos de que con mayor competencia todo iría mejor. Además, recordemos que Google gana dinero básicamente de la publicidad, y con más competencia quizá tendría que bajar precios. Esto redundaría en unos costes más bajos para las empresas, que en algunos casos se trasladarían en que los consumidores pagarían menos.

Tampoco es irrelevante todo lo que Google sabe de los usuarios (igual que Meta, Microsoft y Apple), así que es prudente repartir nuestros datos personales entre diferentes responsables.

En cualquier caso, para mí el problema clave es que el "big tech" es demasiado grande y poderoso, no deja de expandirse a nuevos segmentos, ni de acumular influencia en nuestra vida. Dos herramientas clave para la vida digital como el buscador o el navegador deberían estar fuera del control de estos gigantes.

Firefox es muy bueno... pero no al nivel de Chrome o Edge

Cuando di el salto a Firefox ya lo imaginaba, así que no hubo sorpresas, pero Mozilla carece de los ingentes recursos de Google o Microsoft, y sencillamente no puede mantener su ritmo de desarrollo en determinados aspectos.

Eso no quiere decir que no tenga puntos positivos, como su práctico sistema para realizar capturas de pantalla, y los diferentes mecanismos para proteger la privacidad, evitando que rastreen nuestra navegación, sobre todo por parte de Meta (Facebook e Instagram).

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Quizá la mayor carencia que ahora mismo sufre Firefox es que no soporta las Progressive Web Apps (PWA), que permiten instalar páginas web en ordenadores con prestaciones similares a un programa nativo. Sus rivales las admiten hace tiempo, y las PWA cada vez son más populares, porque evitan a los desarrolladores crear aplicaciones específicas para Windows y Mac.

Ahora ya lo han solucionado, pero hasta hace poco Firefox no almacenaba las tarjetas de crédito para los usuarios españoles, y la traducción de webs era peor a la de Chrome o Edge. Por otro lado, la interfaz no me parece tan cuidada, ni suele actualizarse con tanta frecuencia.

El problema de fondo es el mismo, el equipo de desarrollo de Firefox trabaja a una velocidad menor, y no puede seguir el frenético ritmo de innovación de sus rivales. Con la inteligencia artificial pasará lo mismo, pues Edge ya está integrando Copilot, y Chrome debería recibir Gemini en breve.

De todas maneras, la esencia de la web sigue siendo la interoperabilidad, y desde Firefox podemos hacer las mismas tareas que cualquier navegador. Pocas páginas no funcionan en él, pese a que es el único que emplea el motor Gecko. Tras un año de uso, solo la web de Tivify está en la "lista de la vergüenza" que me obligó a cambiar a otro navegador.

Un problema que sí va en aumento es que las extensiones están dejando de contemplar a Firefox, lo que dificulta añadir herramientas útiles al navegador. Con alrededor de un 3% de cuota de mercado a principios de 2024, Firefox cada vez es menos relevante.

DuckDuckGo no es Google... pero tampoco se queda muy atrás

El imperio de Google nació a partir de un buscador que fue revolucionario en 1998, pero cuya tecnología ya no es demasiado superior a sus rivales. El algoritmo que ordena los resultados sigue siendo secreto, pero rivales como Bing, Ecosia o DuckDuckGo también solucionan nuestras consultas de manera muy correcta.

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Escogí DuckDuckGo porque sus valores de respeto a la privacidad me parecían positivos, además de por ser una empresa pequeña e independiente (al contrario que Bing, propiedad de Microsoft). En la práctica, DuckDuckGo me sirve igual que Google en el día a día, y lo tengo activado por defecto en escritorio y móvil.

Además de los resultados principales de la web, las secciones de imágenes y noticias son también útiles, y la barra de filtros ofrece posibilidades como elegir el país desde el que buscamos con solo un par de clics.

Reconozco que empleo bastante Google por trabajo, pero esto no es aplicable a todo el mundo. El buscador de Google resulta muy relevante para los medios de comunicación online, así que necesito esa referencia, pero en mi vida personal casi lo he abandonado.

Sí que recurro a veces a Google Shopping, la pestaña con sugerencias de compras, que es mejor que la de DuckDuckGo. Tampoco he probado apenas los mapas de DuckDuckGo, que parecen interesantes, pero resulta muy complicado competir con la enorme base de datos de Google Maps.

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DuckDuckGo nos permite realizar consultas a ChatGPT y también a Claude de Anthropic en su pestaña de AI Chat, de manera gratuita. No se quiere quedar atrás en la inteligencia artificial generativa, y va por el buen camino.

Sigo utilizando muchísimos servicios de Google, no lo puedo negar: Gmail, Drive, YouTube o Wallet forman parte de mi día a día, y mi móvil principal es un Android, pues la marca del buscador es líder en varios segmentos, pero no debería serlo en tantos.

Reconozco que cambiarme a Firefox y DuckDuckGo fue trabajoso, pero valió la pena alejar mi vida digital, aunque sea solo un poco, de las grandes multinacionales tecnológicas, y ahora estoy plenamente satisfecho con mi decisión.

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